domingo, 2 de marzo de 2014

Análisis, opinión y retos de la educación de nuestro país.

Análisis:

El panorama actual de nuestro sistema educativo se caracteriza por un aumento en el número de alumnos escolarizados que no se corresponde con los recursos disponibles, los cuales se ven reducidos a causa de un descenso en los presupuestos del Estado en materia educativa. Por otro lado tenemos un número de alumnos inmigrantes en nuestras aulas que está dejando de crecer al ritmo vertiginoso que lo llevaba haciendo desde principios de siglo. Un profesorado que no se siente del todo cualificado para hacer frente a la situación actual, una ratio de alumno por profesor que crece constantemente, un recorte de los recursos en el aula y de soportes necesarios, una clase con un grado de diversidad muy alto, unos cambios constantes a nivel legal que trastocan la vida escolar diaria, poca autonomía de centros i de comunidades autónomas, una regresión a la centralización, mala gestión, mal planteamiento de la educación, etc.
Y, si echamos un ojo a los resultados de nuestro sistema educativo, a nivel general podemos comprobar que el nivel medio de España, comparado con la media de la OCDE y la UE es significativamente inferior. Sobretodo nuestra puntuación se declara inferior cuando se trata de sacar conclusiones o de razonar sobre según qué temas. Pero, donde más diferencia encontramos y, posiblemente sea la asignatura pendiente de España, es en el número de alumnos excelentes. En muchas de las pruebas, como es el caso PISA, es en la excelencia donde nuestros resultados empeoran y se separan más de la media de la OCDE y de la UE. ¿Es este un precio a pagar por tener un sistema educativo equitativo en el que se ofrece la misma oportunidad de escolarización a todo el alumnado? Aquí es donde el debate sobre educación posee diversidad de opiniones en nuestro país. ¿Vale la pena sacrificar la excelencia de unos para dar oportunidad a todos? O, por el contrario, la escuela debería apostar por aquel alumnado con mayores capacidades y potenciarlos? ¿Se debería de diversificar las aulas para sacar el mejor provecho de cada uno? Aquí está la cuestión, ¿equidad o excelencia? O, ¿podemos conseguir ambas? La ley Wert parece decantarse por la excelencia, una ley ideada básicamente para mejorar en pruebas internacionales que no tienen en cuenta la diversidad del alumnado con que las aulas españolas cuentan hoy en día desde que la LOE introdujo el concepto de inclusión educativa. Pero, quizás no haría falta escoger entre equidad o excelencia. Delante nuestro tenemos un modelo a seguir, el modelo educativo de Finlandia, país puntero tanto en resultados académicos como en excelencia. Ejemplo de que ambos conceptos no son incompatibles.
¿Para qué modificar nuestro sistema educativo de carácter integrado comprensivo, que asegura un alto grado de equidad y como Francia nos ha demostrado, también puede llegar a dar buenos resultados? Sinceramente no creo que sean las bases de nuestro sistema educativo el problema, más bien el problema se encuentra en la manera como enfocamos la educación. ¿Culpable? Posiblemente la financiación, la formación del profesorado, la falta de recursos, la falta de organización, la falta de autonomía, etc. El hecho de dotar de más autonomía a los propios centros y a las Administraciones locales, los cuales conocen de primera mano el contexto en el que trabajan, ayudaría a superar muchas de las dificultades que hoy en día surgen y no hay camino para resolverlas.
El hecho de que nuestros resultados se mantengan estables es señalas de que no avanzamos, de que nuestra educación no mejora. Nuestro sistema educativo no ha hecho nada productivo por mejorar en las pruebas internacionales, eso no quiere decir que no haya intentado implementar mejoras a nivel educativo; lo que quiero decir es que todas esas mejoras que se han impulsado hasta ahora, muchas poniendo el ojo en los resultados de estas pruebas a nivel internacional, no han dado el fruto que se esperaba. Por lo tanto, ¿en qué nos estamos equivocando? ¿Qué hacemos mal? ¿En qué sentido tendríamos que focalizar nuestras mejoras? Este es el dilema de nuestra educación.
Por otro lado, ¿Cómo puede ser que nuestros alumnos estudien durante 12 años de escolarización obligatoria la lengua inglesa y, en 4º de la ESO todavía no la dominen? Es evidente que la metodología que utilizamos en nuestro país para enseñas y aprender la lengua extranjera no es la más adecuada, solo hace falta echar un ojo a los resultados a nivel internacional. Aún y siendo de los países que comienzan antes y, de los que dedican más horas a hacer los deberes y los trabajos fuera del ámbito educativo, nuestros resultados están a la cola del resto de la UE.
Aún y los debates que han surgido alrededor de la asignatura de Educación por la ciudadanía, asignatura que el señor Wert ha querido eliminar de las aulas para sustituirla por otra, la ideología de la cual se parezca más a sus ideales; los estudios internacionales demuestran que en competencia cívica y ciudadana los resultados de nuestros alumnos son satisfactorios y más altos de la media internacional. Por lo tanto, podemos decir que nuestra escuela cumple con el objetivo de crear ciudadanos competentes, cívicos, capaces de vivir en sociedad y de respetarla.

Retos:

De acuerdo con las características de nuestro sistema educativo y de los resultados que da a nivel estatal e internacional, considero que algunos de los retos a nivel educativo que nuestro país tendría que afrontar son:
Formación docente: La actual formación de futuros maestros y profesores no va acompañada de una capacitación pedagógica que permita la eficaz adecuación de los contenidos aprendidos en las diversas fases del aprendizaje. Hay un dato que me llama mucho la atención y quería compartir con vosotros: la formación de los maestros de primaria en España rodea las 2.000 horas lectivas, delante de las 6.400 horas de formación en Finlandia. Tenemos que recordar que Finlandia es uno de los países que lidera los índices en los informes PISA. Por lo que al profesorado de secundaria se refiere, se contabilizan unas 130 horas lectivas de pedagogía muy por detrás de las 1.400 que tendrían que cumplir.
Métodos de enseñanza: En España casi no han variado los métodos de enseñanza por mucho que queramos decir lo contrario. En nuestro sistema educativo continúan prevaleciendo las aptitudes cognitivas y su evaluación con el modelo examen, delante de otros factores nucleares del aprendizaje.
Racionalidad de los horarios: Paradójicamente, en España la media de horas lectivas obligatorias de los alumnos de entre 7 y 14 años es superior a la media de la OCDE. Parece un tópico en nuestro país que cuando hay un problema se añade una hora más y a correr. Si a esto le sumamos el trabajo fuera del aula todavía las horas de aprendizaje se incrementan más. Porque hay que decir que el volumen de faena que demandamos a nuestros alumnos fuera del centro escolar (deberes) es potencialmente superior a la media de la OCDE. Pero, aún y este volumen de faena, y de esta cantidad de horas lectivas, los resultados son los que son. Por lo tanto, ¿Qué nos está fallando?
Implicación familiar: la implicación de las familias españolas en los procesos de aprendizaje de sus hijos es deficiente. Posiblemente una de las causas de esta poca implicación sea la difícil conciliación de los horarios entre el trabajo y la familia.
Educación infantil: Delante de los países más innovadores, que han entendido que la gran inversión económica se ha de hacer en la formación de entre 0 i 3 años, a España la situación es casi un desierto, sobre todo las administraciones públicas, que casi han delegado su responsabilidad en la empresa privada y en la administración local. La lectura, que se tendría que promover desde bien pequeños y que sería de mucho provecho que en la educación infantil se comenzara a hacer un aprendizaje sólido de esta, en España esto es impensable para todo el alumnado. La Educación infantil en España es algo ignorado, algo que no se considera importante. La educación temprana es vital para el éxito educativo y en nuestro país la ignoramos completamente.
Tratamiento de la diversidad: Teniendo en cuenta que las aulas de nuestro país tienen un alto índice de alumnado extranjero, con dificultades de aprendizaje, entre otras características; tenemos que consolidar una ley, unas propuestas de carácter inclusivo para que toda la diversidad del aula se vea contemplada en una aula ordinaria. Es muy fácil decir que nuestra escuela es inclusiva, ¿pero de verdad se tiene en cuenta a todo el alumnado en una aula? Parece difícil que un maestro pueda dar respuesta a todas las necesidades de una ratio de alumnado que crece constantemente, sin el soporte del maestro de especial que antes podía entrar más horas en el aula, intentando implementar todas las nuevas medidas que se van tomando desde el gobierno central, etc. Es inviable. Dotar de más recursos humanos a la escuela, de más formación permanente al profesorado, una formación inicial del profesorado más sólida y completa, unas leyes y decretos claros y facilitadores del trabajo, una homogeneidad legal y estable, podrían ser algunos de los retos para conseguir un buen trato de la diversidad del aula.
Enseñanza eficaz de las lenguas extranjeras: Somos de los países que más horas dedican al estudio de las lenguas, de los países que antes comienzan con la enseñanza del inglés, ¿y qué? Somos de los países con peores resultados en lengua extranjera. Es evidente que nos estamos planteando una enseñanza de la lengua extranjera de una manera equivocada. El porcentaje de españoles que hablan fluido el inglés en España es tan irrisorio a diferencia de otros países de Europa que son mucho más competentes en esta materia que nosotros. Si queremos que nuestros alumnos dejen de ocupar las últimas posiciones en el aprendizaje de idiomas, tenemos que fomentar una enseñanza de calidad, promoviendo la inmersión lingüística en clase, así como la exigencia de comunicación y expresión mínimas en un idioma extranjero. También es necesario que se mantengan y se amplíen los centros bilingües con el mejor método de promoción del aprendizaje de idiomas.
Integración de las nuevas tecnologías de la información en los procesos educativos: Es evidente que nuestra sociedad está en constante movimiento, en constante cambio y la educación como todos los ámbitos de nuestra vida se tienen que adaptar a estos cambios. Las nuevas tecnologías de la información rigen nuestra vida cuotidiana y, por esta razón se tienen que introducir de manera eficaz en la escuela. Y no sólo introducir, sino incluir, integrar, de manera que sea una forma de educación. Dotar al profesorado de las competencias necesarias para llevar a cabo este proceso de transformación, dotar de recursos a las escuelas, entre otras propuestas que ayudarían en gran medida a que esta integración sea satisfactoria. Todos los centros educativos tendrían que contar con las nuevas tecnologías de la información y comunicación aunque tampoco es necesario el despilfarro que se ha llevado a cabo en algunas escuelas en los últimos años, haciendo gastos muy cuantiosos para dotar a todo el alumnado de ordenadores portátiles. Por lo tanto, se tienen que dotar a los centros de las nuevas tecnologías con cabeza, de manera coherente y de acuerdo a nuestra sociedad.
Doble red: Más allá de  planteamientos ideológicos alrededor de la escuela pública y privada, existen estudios recientes que constatan que en España hay un abandono masivo de la escuela pública, sobre todo en las ciudades, por parte de las clases medias, comienza a ser una situación alarmante lo que se percibe como una auténtica doble red de escolarización en función de los ingresos familiares y de las expectativas delante la formación como una forma de ascenso social. Si no se introducen estrategias correctivas, la escuela puede acabar siendo el principal motor de la desigualdad social.
Reducir el fracaso escolar: España necesita recuperar la cultura del esfuerzo personal como método para reducir el fracaso escolar y para conseguir mejorar los resultados a nivel académico. No puede ser que en nuestro país despilfarremos el dinero haciendo repetir a un alumnado que, normalmente, está esperando la edad necesaria para dejar los estudios. Se tienen que buscar soluciones para reducir este fracaso escolar, motivar al alumnado y buscar alternativas para que estos jóvenes puedan tener un futuro digno fuera o dentro de las aulas.
Más autonomía a las CCAA y a los centros docentes: hacer más competentes en materia educativa a las CCAA, las administraciones locales y los centros docentes dotándolos de más autonomía curricular y de gestión, así como de organización. Nadie mejor que los propios centros docentes conocen la realidad de sus aulas y, por esta razón, nadie mejor que ellos mismos para decidir el qué, el cómo y el cuándo. No puede ser que la gestión se lleve a cabo en la capital del estado, una gestión que no será compatible y no responderá a las necesidades de la sociedad, a las necesidades de una realidad escolar concreta.
Consenso o pacto educativo: Quizás este sea uno de los aspectos más importantes si queremos mejorar nuestro sistema educativo. Es necesario que los diferentes partidos políticos aparquen sus diferencias y que se llegue a un acuerdo de mínimos entre todas las organizaciones políticas que permita avanzar en la reforma de nuestro sistema educativo sin tener la necesidad de reformar las leyes continuamente.
Reformar los currículos de Primaria y Secundaria: debido a las graves deficiencias detectadas a nivel de conocimientos de nuestros alumnos al finalizar los estudios, es necesario hacer una renovación total de los currículos de todas las áreas. No podemos seguir viendo como nuestros alumnos cada vez salen peor preparados y como estos tienen serias dificultades cuando llegan a la universidad. Para conseguirlo es necesario poner contenidos más exigentes que vayan de acuerdo con las diferentes etapas educativas, para evitar las grandes diferencias que tenemos con otros países de la UE.
Disminución de la ratio por profesor: Si queremos tener un sistema educativo de calidad es necesario que se reduzca la ratio de manera que nos aproximemos a los países europeos más avanzados que suelen tener una media de 20 alumnos por clase. Sin duda alguna, la masificación de las aulas no facilita el aprendizaje ni el éxito educativo.
Evaluación externa del sistema educativo: Al menos una vez al año se tendría que evaluar todo el sistema educativo: tanto el alumnado como el profesorado. Para llevar a cabo esta iniciativa sería necesario que se desarrollase un proceso externo de evaluación por organismos independientes que lo valoraran de manera objetivo sin influencia de las diferentes administraciones educativas.

Hasta aquí el análisis y el conocimiento de nuestro sistema educativo. Nos hemos planteado muchas cuestiones, hemos analizado muchas deficiencias de lo que hoy en día es la educación en nuestro país. A partir de ahora nos toca valorar, con la ayuda del conocimiento que tengamos del funcionamiento de otros sistema educativos, qué tenemos que cambiar y en qué nos estamos equivocando. Al fin y al cabo, encontrar una vía, una luz que nos ayude a saber en qué estamos fallando. Ya que hasta la fecha no hemos sido capaz de encontrar la clave de nuestro fracaso a nivel educativo.


Sara López García, 2 de Marzo de 2014.

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